LA IMPORTANCIA DE LA INTENSIDAD EN EL FÚTBOL
No cabe duda que una de las palabras más escuchadas en entrenamientos y partidos de fútbol es ‘intensidad’. A todos se nos llena la boca a la hora de utilizar este término, ahora bien, a veces sin entender bien qué significa. ¿Nos estamos equivocando a la hora de demandar una y otra vez intensidad? ¿Qué significa realmente esta palabra? ¿Qué riesgos existen si hay un exceso de intensidad? ¿Cómo medir la intensidad en el fútbol?
El significado de intensidad en el deporte
“Grado de fuerza con que se manifiesta un agente natural, una magnitud física, una cualidad, una expresión, etc”. De esta forma tan sencilla define la Real Academia Española la definición de intensidad, una palabra que con el paso de los años se ha hecho cada vez más importante y recurrente en el mundo del deporte.
Ahora bien, es importante preguntarse si el origen de este término tiene algo que ver con el deporte o éste es simplemente una de esas palabras comodines que se utilizan como salvoconducto cuando un entrenamiento o partido no transcurre como teníamos inicialmente pensado.
El fútbol es uno de los deportes más seguidos de todo el mundo y esto hace que la palabra intensidad sea una constante en todo lo que rodea a este deporte. Nos hemos cansado de escuchar una y otra vez “más ganas, más fuerza, más energía, más pasión” y hasta expresiones sexistas como “más huevos o más cojones”.
Sin embargo, pese a ser una de las palabras más escuchadas en entrenamientos y partidos de fútbol, hay que saber diferenciar todos sus matices para comprender si se está utilizando adecuadamente, ya que puede llegar incluso a perjudicar al deportista -en este caso futbolista- con el simple hecho de utilizarla.
El término ‘intensidad’ en el deporte y en especial en el fútbol se relaciona como ya hemos mencionado antes con energía, ganas, fuerza, velocidad o empuje, todas palabras con las que se realiza una acción concreta, es decir, al grado de vehemencia con el que se pone en práctica un ejercicio.
Ahora bien, ¿el aficionado que reclama ‘intensidad’ se refiere a lo mismo que cuando el entrenador exige ‘intensidad’? Existe una diferencia sustancial entre aficionados y entrenadores: el apartado psicológico. El entrenador va más allá del nivel de energía física que exige a la hora de implementar un ejercicio, pues también reclama máxima concentración mientras se realiza.
Un salvoconducto llamado ‘intensidad’
Si el entrenamiento o el partido no marcha bien se dan dos gritos pidiendo intensidad y arreglado. Parece ser que el secreto de revitalizar un suceso es demandar intensidad y se ha llegado a tal punto de que se ha normalizado.
En ruedas de prensa, charlas en el vestuario, correcciones a pie de campo y, en infinidad de situaciones relacionadas con el entrenamiento y partido de fútbol, hemos escuchado “hace falta más intensidad”. Por tanto, cabe preguntarse si estamos acertando a la hora de responder así, ya que utilizando el término ‘intensidad’ como comodín a la hora de buscar solución a un ejercicio que no está saliendo bien dice mucho del nivel de reflexión y análisis futbolístico que se tiene.
Si una acción no sale como se esperaba primero hay que analizarla tácticamente para así vislumbrar todas las posibles variables que el jugador de fútbol y entrenador pueden corregir de cara a subsanar dónde está el error de dicha acción. Por ejemplo, puede ser que el grado inicial de energía fuese la indicada, pero el posicionamiento el incorrecto.
Una definición mucho más completa de ‘intensidad’
Después de ver las incongruencias que supone el utilizar el término intensidad como comodín, cabe actualizar el significado de esta palabra cuando se la relaciona con el fútbol. De esta manera, podemos decir que la intensidad en el deporte -y en el fútbol- es la ejecución de un ejercicio o acción concreta durante un lapso de tiempo determinado y con una energía, concentración y actitud adecuada al desarrollo del ejercicio. Luego hay que saber cómo medir la intensidad.
Para no quedarnos tan sólo con la definición, podemos ejemplificar lo expuesto pensando, por ejemplo, en una falta lateral centrada al área donde el ataque rival se hace con el balón en detrimento de la defensa para rematar y llevar el esférico al fondo de las mallas. Cuando sucede esto, se suele justificar en que a faltado intensidad a la hora de defender esta acción tan concreta.
No obstante, es muy probable que en ese centro al área los futbolistas hayan estado totalmente concentrados, tensos y con las ganas perfectas para despejar ese balón de un salto, pero que simplemente los delanteros se hayan anticipado a su marcador o que su trabajo semanal en este tipo de centros haya dado su recompensa gracias a su trabajo táctico. Es decir, no es culpa de la intensidad defensiva, sino del acierto y trabajo estratégico del rival.
Por tanto, cabe analizar si para saber colocarte correctamente en defensa se necesita de intensidad. Y aquí la respuesta es fácil: no, no se necesita intensidad, sino lectura del juego, por lo que justificar el gol rival con falta de intensidad es un error severo que nos hace pensar si es mejor usar la palabra intensidad para sólo detalles físicos o para solamente tácticos y técnicos.
¿SE PUEDE ENTRENAR LA INTENSIDAD EN EL FÚTBOL?
Si la ‘intensidad’ es una de las claves del éxito en la práctica del fútbol, hay que trabajarla a fondo. Los entrenadores se centran y mucho en desarrollar la intensidad en todas sus sesiones sobre el terreno de juego en aras de que sus jugadores la trasladen luego a los partidos de manera correcta. Existen multitud de ejercicios para trabajar la intensidad en el fútbol.
Ahora bien, al ser un término con un gran abanico de variantes e interpretaciones -más allá de lo que refleje la RAE- hay que analizar al detalle los aspectos que ayuden a trabajar la intensidad en el deporte y en el fútbol.
ASPECTOS PARA TRABAJAR LA INTENSIDAD EN EL FÚTBOL
- La concentración: trabajar acciones donde se exija siempre el máximo estado de alerta para poder anticiparse a las jugadas y realizar una adecuada lectura del juego.
- Tensión: cargas de trabajo con estímulos y distancias cortas.
- Gestión del tiempo: Las pausas entre ejercicios en los entrenamientos son una lacra para el desarrollo de la intensidad. Cada ejercicio señalizado previamente con conos de un mismo color y la disposición de los balones ya en su sitio ayudan a evitar la excesiva pérdida de tiempo.
- Sí a los grupos reducidos: poner en práctica ejercicios con grupos reducidos de jugadores beneficia una implicación superior de los futbolistas, ya que su protagonismo en el juego es mayor y por ende su grado de responsabilidad.
- Información clara y sencilla: todo ejercicio tiene un objetivo, pero hay que explicarlos de manera clara y concisa.
Beneficios y daños de un ejercicio intenso
¿Cómo trabajar la intensidad en el fútbol?
En las competiciones de élite cualquier detalle decanta un partido, por lo que el mínimo despiste o error puede suponer el dejar de sumar tres puntos. Para evitar que esto suceda al máximo, se trabaja la intensidad, ya que en el deporte -y en el fútbol en nuestro caso- el desarrollar la intensidad nos ayudará a aumentar el nivel competitivo del futbolista, que a la postre estará mucho más implicado y con mayores responsabilidades dentro del terreno de juego.
Para ello, en las Academias de Fútbol de Alto Rendimiento, como la de Soccer Inter-Action (València, España) se trabaja mucho con ejercicios donde se promueve la competición. Al competir, los futbolistas se implican más y por ello se acostumbran a poner siempre el grado de intensidad necesario y en el momento adecuado para acabar con éxito la tarea.
En la Academia Internacional de Fútbol de Soccer Inter-Action, todos los martes se realiza el entrenamiento matinal -llamado Morning Training- focalizado en la intensidad necesaria para competir siempre bajo las demandas del Alto Rendimiento. Éstos ejercicios para trabajar la intensidad junto con su monitorización a través de la tecnología permite la mejora individual del jugador.
No obstante, el exceso de intensidad durante un largo lapso de tiempo puede ser perjudicial. Si no se adecua el grado de concentración, energía y actitud de manera correcta, el futbolista no sólo puede caer lesionado por lo que los preparadores físicos y las mediciones de cargas de trabajo son fundamentales.
También se puede sufrir daño psicológico, ya que el trabajo intenso en alto rendimiento genera un estrés emocional que hay que gestionar a la perfección para no saturarse así mentalmente ante tantos estímulos. De ahí la importancia de la figura del psicólogo deportivo, siempre interconectada a las necesidades del entrenador y jugador.