LA COMPETENCIA PSICOLÓGICA COMO FACTOR DETERMINANTE EN LOS PORTEROS DE FÚTBOL EN FC PORTO Dragon Force y Soccer-Inter-Action
El portero, esa figura tan diferenciada del fútbol que sólo conocen en verdadera profundidad aquellos que se han enfundado los guantes y se han enfrentado a la acometida rival que busca su gol para vencerte.
Seguramente si nos pidieran que intentásemos describir los principales rasgos que caracterizan a un portero de fútbol, quizás lo que primero se nos venga a la cabeza es que un portero debe estar “loco”. Lejos de chascarrillos y dichos populares, esa concepción sobre los guardametas es fruto de la gran carga de personalidad que estos deben demostrar una vez que saltan al terreno de juego o entrenamientos. Es por esto que se hace cierta la concepción de que deben ser cualitativamente diferentes a los demás, y por definición “raros”, en el sentido estricto de que se salen de la norma.
El plano psicológico está asumiendo cada vez más importancia en el entrenamiento deportivo, pero es en la figura de los porteros en la que la psicología juega un papel más crucial que en cualquier otro puesto del equipo por lo anteriormente mencionado. Por este motivo, se hace necesario que estos mismos reciban más carga psicológica guiada en su entrenamiento que del resto de jugadores. Actuar en la Psicología en el entrenamiento de porteros debe ser una de las premisas a seguir.
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¿Por qué son tan importantes las habilidades psicológicas en un portero de fútbol?
Como veníamos diciendo, el guardameta encarna en su rol uno de los papeles que más dependen de la mentalidad y por eso condiciona su preparación en cuanto a entrenamientos se refiere. Pero no quisiera pecar de generalista y no presentar los motivos por los que estos dependen tanto de una mentalidad sólida y preparada.
Por ello, a continuación quisiera elaborar una pormenorizada lista enumerando los diversos factores psicológicos que afectan al portero en cuanto a su rendimiento y, aprovechando la experiencia desde mi trabajo directo en FC Porto Dragon Force, explicar cómo se aborda el desarrollo de estos mismos para que logren la mejora constante y el éxito. El entrenamiento de porteros de fútbol debe ser sistemáticamente una de las tareas a mejorar en cualquier escuela de fútbol de alto rendimiento.
Radiografía del Portero. Factores psicológicos determinantes
Es cierto que hay gran nivel de acuerdo en cuanto a la dificultad que tiene dedicarse a ser guardameta. Pero cuando se intenta describir y ponerle palabras resulta más que complicado transmitirlo de una manera que los demás lo comprendan. Cada situación en el juego tiene unas características necesarias de trabajar y mejorar en entrenamientos, y en función del rendimiento y éxito que el jugador muestre, tendrá mayor o menor repercusión.
Tratemos de ver, de la manera más detallada posible, qué condiciones y capacidades mentales debe tener el portero de fútbol para manejar las diferentes exigencias que un partido les plantea.
– La presión de ser “salvador”
En la alineación del equipo a la hora de saltar al campo encontramos 4 líneas diferenciadas: portería, defensa, mediocampo y delantera. No hace falta detenerse mucho a pensar para darse cuenta que en la única línea que no hay más de un jugador es en la de la portería, por lo que juega un papel crucial el hecho de la responsabilidad que supone ser cancerbero. Un solo puesto de entre los once, al ser el único que se encarga de esa función se hace imposible que ocurra el efecto que en psicología se denomina difusión de la responsabilidad. Dicho efecto es el “culpable” de que en situaciones con multitud de personas presentes, nos sintamos menos responsables de las consecuencias que esta tenga, o incluso sintamos directamente menos responsables de actuar para solventar dicho problema. El portero no tiene esa opción de apartar la responsabilidad de sí mismo, por lo que la única manera de resolver sus intervenciones es actuando, encarando la situación sin titubear.
Es importante que el portero aprenda a manejar la presión que ejerce tal nivel de responsabilidad, ya que al ser el único capaz de realizar ese tipo de intervenciones, cargará con el peso tanto de los aciertos como de los errores.
– Concepción propia de sus intervenciones en el juego
El portero debe comprender que el hecho de tener que intervenir no debe generarle miedo a sí mismo, o a su propio equipo. Es necesario concebir sus propias intervenciones como parte del desarrollo del juego, e incluso esperarlas con ansias en busca de retarse a sí mismo.
Este detalle es de suma importancia, puesto que el portero que no está preparado de manera íntegra, interpreta sus propias intervenciones como llegadas del rival, y le trae a la mente miedos e inseguridades, tanto a él como al equipo. Visto desde ese prisma erróneo, el portero deseará que no lleguen balones a su dominio, y en caso de que lleguen los atajará de manera desconfiada y titubeante.
Es útil trabajar el significado de “ocasión de gol en contra” para asociarlo a oportunidades para demostrar su valía, de esta manera el portero, lejos de temer a que se acerquen a su portería, esperará con plena confianza a que le llegue el momento de poner en juego sus capacidades, y probarse su nivel de una manera positiva y confiada. Es sólo así como aumentará las probabilidades de intervenir de manera correcta en el partido.
– Gestión del error
Un elemento muy determinante en cualquier modalidad deportiva es el error. Fallar supone un impacto emocional de gran calibre para cualquier deportista ya que, dependiendo de la consecuencia directa del error, puede que te aleje en mayor o menor medida del objetivo de éxito.
Pero en el caso del fútbol, sus reglas y peculiaridades hacen que el error de un portero tenga unas consecuencias notablemente más intensas que en otras jugadas de posiciones diferentes del campo. En primer lugar, la consecuencia del error de un portero es muy probablemente la de recibir un gol en contra. Si no fuera ya suficientemente duro este hecho, se le añade la dura carga de que en el futbol no suelen darse resultados muy abultados, así que la importancia de no conceder un gol en la actualidad se hace de primera necesidad.
El portero necesita tener las herramientas psicológicas necesarias para ser capaz de aceptar el error, y generar en sí una capacidad de continuar hacia adelante. No es opción quedarse anclado en el pasado, trayendo continuamente pensamientos negativos. Interpretar el error en una intervención como parte del juego será un paso de vital importancia para que el guardameta sea capaz de rehacerse y continuar rindiendo al máximo nivel lo que reste de partido.
– Autoconfianza a prueba de bombas
Que los deportistas de éxito son personajes con gran confianza en sus propias habilidades y destrezas es de ámbito público. Pero es en el caso de los guardametas donde debemos hacer especial hincapié, puesto que el portero debe tener un concepto de sí mismo completamente sólido, sincero e identificarse a sí mismo como capaz de cualquier cosa.
Si el portero asocia su imagen a la de alguien capacitado y con las habilidades necesarias para hacer frente a la demanda deportiva de los partidos, es más probable que su rendimiento se vea influenciado de manera positiva y por tanto creerse capaz ante cualquier tipo de escenario, es decir, su rendimiento será más regular. Esta variable está estrechamente ligada con la gestión del error anteriormente mencionada, de manera que unos altos niveles de autoconfianza ayudarán a gestionar de manera más efectiva el error. Los cursos de entrenador de porteros trabajan activamente el factor de la autoconfianza.
La autoconfianza es un factor psicológico determinante a la hora de tener un rendimiento regular a lo largo del tiempo. Y es esta misma regularidad la que hace que el portero logre triunfar en el mundo del fútbol o no.
– Paciencia real y sana
Cuando hablamos de paciencia referida a los porteros, el principal determinante que puede influir en este factor es el de la titularidad. Ser titular o no en la portería de un equipo juega un papel crucial a la hora del desarrollo, tanto personal como deportivo, del guardameta.
Como bien decíamos anteriormente, en el once inicial sólo hay lugar para un cancerbero, y por tanto el entrenador debe decidir en función del estado actual de sus porteros. Aunque existen otros factores que influyen en dicha decisión, como pueden ser: regularidad del portero, experiencia de este mismo, manejo de diferentes competiciones (en el caso de que las haya), o incluso querer mantener la apuesta inicial en busca de trasladar confianza depositada desde el comienzo.
El portero debe tener presente constantemente su objetivo a largo plazo aun a pesar de su situación de titularidad. Ya que el hecho de ser titular o no, en ocasiones, no supone que quien no juega no está en un buen estado de forma ni tenga buen nivel. El foco de trabajo del portero debe ser una competencia constante consigo mismo para seguir mejorando, si trabaja de manera adecuada, el tiempo le pondrá en el lugar que merece.
– El líder bajo los palos
El portero tiene la importante función de dirigir al equipo, dispone de una posición en el campo privilegiada en cuanto a visión del juego, y controla la mayor parte de información de lo que sucede en el terreno. Por ello, debe ser capaz de transmitir el mensaje y organizar en función de lo que es capaz de ver.
Además, otra de las funciones comunes de un portero es la de enviar mensajes a modo de regulador emocional del equipo según en qué momento del partido nos encontremos. Así, el guardameta no debe dudar a la hora de expresar mensajes de ánimo en momentos de dificultad, información que reactive al equipo en periodos de desconcentración, así como seguridad en situaciones de incertidumbre o fallos de la zaga.
Para realizar estas tareas comunicativas de manera efectiva, es importante que el portero tenga y desarrolle habilidades de liderazgo para ponerlas en práctica una vez comience el encuentro. Una de las dimensiones del liderazgo que más influirá en que dicha tarea comunicativa sea efectiva es la de la inteligencia emocional. Es decir, dependerá de la capacidad del portero a la hora de comprender el estado anímico del equipo, adecuar el mensaje, y de darle la carga empática suficiente. Cuando hablamos de carga empática, se hace referencia a la cualidad de que el mensaje resulte identificativo para el resto, y que mueva a la acción a aquellos a los que se le traslada el mensaje.
Cuando se dice que los porteros han de tener personalidad, en realidad se refiere a que deben encarnar unos rasgos de carácter bien marcados, sin mostrar signos de duda en la toma de decisiones (ya sean dentro como fuera del campo) y con grandes habilidades de liderazgo.
– Concentración
El desempeño del portero es mucho más especial y específico que el del resto de jugadores (más intermitente, jugadas fugaces y “decisivas”). En el desarrollo de un partido de fútbol, el tiempo que un portero tiene impacto directo sobre el balón es mínimo, pero la repercusión de sus acciones es, como se ha mencionado con anterioridad, sustancialmente más importante o definitiva de lo que otro tipo de jugadas pueden ser.
Entendiendo la concentración en el sentido más estricto posible, nos referimos a dónde pone el foco de atención el portero y cuándo lo hace. Dicha atención irá variando a lo largo del juego, de esta manera, en jugadas en la que estemos atacando el portero debe tener una atención amplia y externa para recopilar la mayor cantidad de información posible. En jugadas de intervención directa como una estirada tras un disparo rival, la atención debe ser reducida y externa.
El foco de atención puede ir variando a lo largo de las diferentes situaciones de juego, pero lo que es de suma importancia es que el portero debe estar en alerta permanente durante la totalidad del partido. Esta tarea no es fácil puesto que, repitiendo lo anteriormente comentado, la acción directa de los porteros es mínima en proporción de tiempo y es muy fácil que la atención decaiga en algún momento.
– Activación en el desarrollo del partido
Las intervenciones directas en el desarrollo del partido del portero son tan intermitentes que debe estar preparado para permanecer largos periodos de tiempo “inactivo”, y trabajar al máximo de nivel atencional y de reflejos a la hora de que llegue una jugada súbita en contra.
Existe el peligro de que cuando llegue el momento de intervenir, el portero no esté al nivel de activación necesario a consecuencia de haber estado parado un considerable periodo de tiempo.
Para evitar este efecto, el portero debe concebir el partido como 95 minutos en los que no hay descanso (fuera de la mitad entre los dos tiempos de juego), y tener el cuerpo en permanente alerta a pesar de no tener el balón cerca. No es labor fácil puesto que la tendencia natural del organismo es la de relajarse si no tiene cerca el peligro. Debe enseñar a su mente a trabajar incluso cuando el estímulo no está presente.
– Motivación como combustible
La motivación no se refiere a las ganas de hacer algo como comúnmente se tiene la concepción, si no que la motivación es los motivos por los cuales quieres llevar a cabo una acción. Es importante, como en el resto de modalidades deportivas, que aquellos que quieran progresar y mejorar en busca de su máximo rendimiento deportivo tengan bien establecida una jerarquía de objetivos desde el corto hasta el largo plazo, así como conocer a la perfección por qué han emprendido ese camino de entrenamiento.
El establecimiento de objetivos de una temporada, así como objetivos a más largo plazo referidos a su carrera profesional en general, será un ejercicio elemental que ayudará al portero a continuar la línea de trabajo independientemente de resultados, críticas, titularidad, posibles conflictos en vestuarios, etcétera. Tener claro el lugar donde quiere llegar será un apoyo crucial que sustente su capacidad de levantarse ante la adversidad, o mejorar aún más incluso cuando se encuentre en buen estado de forma y rendimiento.
DISEÑO E IMPLEMENTACIÓN DEL ENTRENAMIENTO PSICOLÓGICO EN FC PORTO
Todas estas piezas del rompecabezas se hacen necesarias de trabajar día tras día de manera directa con el portero, para que así adquiera los conocimientos y las competencias necesarias a la hora de desarrollar tanto su físico como su mente de la manera más competitiva posible.
Para llevar a cabo dicho entrenamiento completo, desde FC Porto Dragon Force se trabaja en diferentes fases que siguen unos principios lógicos de progresión y que facilitan la enseñanza de las destrezas al portero. ¿Cómo ser entrenador de porteros? Las principales figuras encargadas de realizar dicha labor son la del entrenador, el entrenador de porteros y el psicólogo deportivo. Con el establecimiento de un canal de comunicación constante (ya sea de manera directa o indirecta) entre estos, se transmite feedback constante de cómo está yendo el proceso, y qué necesidades surgen a lo largo del tiempo.
Así bien, el proceso comienza en un momento inicial, que es el del diseño del entrenamiento. Se trata de construir un marco integral del entrenamiento específico de porteros, en el que tanto la parte técnica, como la táctica, y la mental estén coordinadas de manera que todo el proceso de desarrollo del portero vaya de la mano en pro de la mejora de todos estos elementos que hemos analizado anteriormente. En la fase de diseño se recopila la información necesaria sobre las capacidades que tiene el portero que se va a entrenar. En función de su línea base, se le da prioridad a unos u otros ejercicios.
La siguiente fase del entrenamiento es la implementación de trabajo, es decir, el entrenamiento propiamente dicho, ¿Cómo entrenar un portero de fútbol?, convencionalmente conocido e implementado por el entrenador de porteros. Con un trabajo pormenorizado y con variedad de ejercicios, el portero lleva a cabo el proceso de adquisición de las destrezas tanto motrices como analíticas. En ellos, se trata de automatizar movimientos y posicionamientos para dejar paso a la mayor cantidad de recursos mentales que permitan una toma de decisiones efectiva. Es decir, a través de afianzar conceptos y dejarlos automatizados, la atención quedará lo más despejada posible para analizar y tomar la mejor decisión de manera rápida y efectiva.
Una vez se finaliza la sesión (o sesiones) de entrenamiento, se procede a actuar desde otro entorno cualitativamente diferente, que es el trabajo que realiza el psicólogo deportivo. La manera de abordar esta fase puede ser tanto integrada en el campo en sus sesiones de entrenamiento, como en privado en sesiones individuales para definir bién como se un buén portero. El abordaje individual se ocupa de cubrir los factores psicológicos que se han enumerado con anterioridad de una forma en la que, a través de su toma de conciencia, autoevaluación y guía externad de los que le observan, el portero trabaje sobre sus capacidades mentales de cara al juego.
Una de las grandes preocupaciones que desde FC Porto Dragon Force nos ocupamos de desarrollar ampliamente, es la generación y presentación de contextos para la reflexión en busca de afianzar aprendizajes. No basta con practicar 150 ejercicios de entrenamiento de portero de fútbol. Un engranaje perfecto entre presentación de conceptos y trabajo sobre ellos (teoría y práctica unida e integrada) permitirá al portero llegar a lo más alto diferenciándose del resto.
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JAVIER RIVERA TRIGUERO
PSICÓLOGO DEPORTIVO Soccer Inter-Action & FC PORTO-DRAGON FORCE