LA MOTIVACIÓN COMO ELEMENTO FUNDAMENTAL EN EL RENDIMIENTO DEPORTIVO
La motivación ha sido y sigue siendo uno de los campos de mayor interés y ya es más que sabido por parte de la comunidad del deporte la relevancia que a día de hoy tiene la motivación para potenciar y exprimir al máximo las facultades y el potencial de un deportista. De todas formas, en muchos casos la definición exacta del término motivación siempre ha derivado en múltiples debates. En este artículo se tratará de definir de la manera más precisa posible en qué consiste la motivación, qué elementos la alimentan, y la influencia determinante que tiene esta en el contexto deportivo.
¿QUÉ ES LA MOTIVACIÓN?
La motivación se puede definir como el proceso que inicia, guía y mantiene las conductas orientadas a lograr un objetivo o satisfacer una necesidad. Es los que hace que un individuo actúe y se comporte de una determinada manera, la fuerza que nos hace actuar y nos permite seguir adelante.
Beber agua cuando se tiene sed, hacer ejercicio para aumentar la masa muscular o leer libros en un idioma que no conoces para mejorarlo. Todas estas acciones vienen alimentadas por una motivación. A nivel de equipo, vencer en la competición de la que forma parte y a nivel individual, perpetrar la mejor actuación posible.
Motivación vs activación emocional
Por otro lado, hay que evitar relacionar erróneamente la motivación con la activación emocional o arousal. En algunos casos se intenta aumentar al máximo los niveles de activación previos a un partido o a un entrenamiento considerando que esto puede tener una repercusión positiva en la motivación, cuando no tiene por qué ser así. Activación y motivación, por tanto, son conceptos diferentes que no se deben confundir.
A su vez, la motivación se ha considerado de manera errónea como una variable interna de personalidad o, por contra, como un factor meramente externo. De considerarlo simplemente interno, se obviarían otros elementos situacionales del ambiente que tienen enorme repercusión en el deportista; y, del mismo modo, no se puede valorar exclusivamente los factores ambientales como fuente exclusiva de motivación del deportista, cuando sus motivaciones principales juegan un papel esencial.
Tipos de motivación
Motivación Intrínseca
Imaginemos por ejemplo un jugador cuyo entorno social, familiar sufre un mal momento incluso el entrenador no le otorga los minutos que desearía y, sin embargo, su motivación por mejorar su rendimiento deportivo se muestra alta por el propio placer e interés personal en entrenar a nivel técnico, físico, etc. e ir “superándose a sí mismo”.
En este caso, estaríamos hablando de motivación intrínseca. Este tipo de motivación está asociada a factores internos del deportista y encuentra su origen en una serie de necesidades psicológicas definidas como puede ser la propia efectividad, la causación personal o la curiosidad, sin ningún tipo de recompensas extrínsecas.
Tal vez, en el ejemplo expuesto anteriormente, todo lo que rodea al jugador nos indica que le será tremendamente complicado guiarse por este tipo de fuentes de motivación, pero si es capaz de abstraerse, y si esta motivación intrínseca juega un papel habitual para la consecución de ciertas conductas, resulta lógico pensar que querrá seguir y seguirá trabajando por conseguir sus objetivos personales.
Además, un jugador motivado con unas metas bien claras y establecidas tendrá un mejor rendimiento individual, beneficiando con ello a los resultados del equipo.
Motivación extrínseca
Por otro lado, conocemos otro tipo de motivación denominado motivación extrínseca. En este tipo de motivación se tienen en cuenta causas de la conducta provenientes del exterior, no internas de la propia persona. Así pues, podrían ser fuentes de motivación extrínseca la retribución salarial, las amenazas de castigo, los mensajes y la percepción de la afición. Por tanto, volvamos al perfil de jugador expuesto en el ejemplo anterior de motivación intrínseca. Si, en caso contrario, este estuviese motivado mayormente por su posición en el vestuario y su rol en el campo, los mensajes de su entrenador, su entorno familiar y social y no por su motivación intrínseca; es lógico pensar que, guiado por esta motivación extrínseca, su rendimiento podría verse negativamente afectado por todos esos elementos ambientales que le rodean.
Fuentes de motivación
¿Qué busca el deportista?
¿Cómo motivar al deportista?
En cualquier caso, hay una enorme variedad de jugadores y distintas maneras de manejar la motivación. No es una cuestión de blanco o negro. Su motivación puede estar alimentada tanto por factores internos como por factores externos en un mismo momento. Todo es un engranaje complejo que ha de observarse con detenimiento y preocupación por la calidad física y mental del jugador para obtener de él, su bienestar y, en consecuencia, un mejor rendimiento en su expresión futbolística, o de cualquier deporte.
He aquí la eterna cuestión :
¿Cómo mejorar la motivación? ¿Cómo motivar al deportista? ¿Qué es lo que busca y cómo podemos proporcionárselo?
Lo primero que debemos saber es que no hay una única respuesta que obedezca a las necesidades motivaciones de todos por igual. Como ya hemos señalado previamente, la motivación en el deportista es un factor complejo de analizar y de alimentar. Hemos de saber que A no nos lleva a B y que no todos tienen por qué querer B.
En el deporte, el entrenador siempre ha sido el principal motivador. Por suerte, a día de hoy el entrenador puede contar con un equipo profesional multidisciplinar a su alrededor que le proporcione la ayuda necesaria para optimizar la situación. Pero, al fin y al cabo, el entrenador es quien tiene un contacto más cercano y permanente con el deportista y quien tiene las herramientas más accesibles para conseguir motivar a sus jugadores.
A pesar de creencia de que existen muchos estilos de entrenamiento, acostumbramos a hablar de dos tipos de entrenador: los comunicativos o colaboradores, y los autoritarios o autocráticos. Los primeros con una gran implicación con la tarea a cumplir, evitan la ansiedad en los jugadores y consiguiendo una sensación generalizada de disfrutar de los entrenamientos y de la experiencia de los jugadores. Presentar una visión del juego que no depende tanto del resultado final.
Las formas principales de conseguir la motivación en el deporte son dos :
- 1. Conversaciones, coloquios y discusiones con el equipo y diálogos individuales con el equipo.
- 2.- Diálogos individuales con cada deportista.
Una de las formas más efectivas de motivación es el compromiso sincero y entusiasta con sus jugadores para la consecución de una meta común. Se alcanza el bienestar psicológico para obtener un óptimo y alto rendimiento deportivo. (físico y psíquico). El definir el objetivo de manera clara otorga al deportista cierta seguridad y constancia en su rendimiento. Aunque, a su vez, el jugador espera obtener técnicas motivaciones variadas y evitar realizar entrenamientos excesivamente rutinarios por parte del cuerpo técnico, para evitar cierto acomodamiento. Si las técnicas son las mismas independientemente de la situación, el equipo se acostumbrará y no ocasionará ningún efecto.
Al margen de lo que se ha de recibir a nivel colectivo, las razones fundamentales para motivar a los deportistas serían :
- – El jugador busca obtener reconocimiento (intrínseco)
- – El jugador quiere sentirse fuerte (intrínseco)
- – En ciertos casos, también puede intentar satisfacer un deseo de sus padres, amigos o cualquier otra persona (extrínseco)
- – El jugador puede estar intentando desahogar sus sentimientos de ira, etc. (intrínseco/extrínseco)
Todos estos son sólo algunos de los casos que podrían explicar en cierta medida cada caso particular. Para poder obtener información fiable y más certera, se ha de buscar un acercamiento y un diálogo con el deportista y conocer su motivación, la causa de su conducta y sus objetivos individuales para así, abordar cada caso con la unicidad y particularidad que presente.
La motivación es factor fundamental para el rendimiento
La Competición como elemento motivador
Inicialmente, las actividades deportivas se inician por el mero placer que se experimenta al realizarlas y se convierten en una fuente extraordinaria de motivación intrínseca, al presentarse nuevos retos, nuevos objetivos y, sobre todo, al plantearse la oportunidad de competir para superar a otros. La competición ejerce un papel alimentador de esa motivación intrínseca y la aumenta como elemento añadido de desafío al enfrentarse a otras personas, poner en confrontación sus habilidades con las de sus rivales y obtener una sensación de logro personal.
Al margen de que la competición en sí misma sea un factor añadido en la motivación intrínseca, no siempre es lo más importante, puesto que se puede aumentar también esa motivación intrínseca tras tener buenas sensaciones del desempeño individual y colectivo a pesar de haber cosechado una derrota. El enfoque resultadista y centrado exclusivamente en el éxito por parte del jugador y por parte del entrenador conlleva equivocaciones en el análisis racional de los objetivos y, como consecuencia, puede disminuir la motivación intrínseca.
Si, por el contrario, se realiza un análisis enfocándonos en la mejora del dominio de una habilidad, en la implementación en el terreno de juego de los elementos trabajados en los entrenamientos, en el proceso “auto-dirigido” de aprendizaje, la motivación intrínseca se verá afectada en menor medida si la recepción del mensaje y la asimilación del mismo es la adecuada.
Así pues, se concluye en que la relevancia de la influencia de la motivación en el rendimiento deportivo es tremendamente alta. Cumple un papel fundamental para el aprendizaje y el rendimiento de los deportistas a todos los niveles : deporte base, deporte de alto rendimiento, deporte para mayores, etc.
Trabajarla es labor de los entrenadores, del cuerpo técnico y de todo el equipo profesional que rodea al deportista, así como debe ser a su vez responsabilidad del propio deportista trabajarla día a día con las herramientas proporcionadas y con una actitud proactiva , con iniciativa y capacidad para desarrollarla y mantenerla. Por tanto, el deportista debe tener también la oportunidad de decidir sobre sí mismo y su rol en su contexto deportivo y competitivo. Su opinión se ha de tener en cuenta para que la motivación aumente.
Un trabajo adecuado de la motivación contribuye a valorar el esfuerzo, la perserverancia, una actitud en pro de la mejora personal para obtener esa satisfacción personal tan ansiada en el deportista. Lo más importante realmente es la progresión focalizando la atención en el desarrollo individual día tras día de manera realista pero con ilusión, y siendo conscientes de que el verdadero éxito como deportista se consigue con un correcto enfoque de apreciación del trabajo realizado, y no del éxito conseguido de manera excepcional.