Sin duda, la metodología de entrenamiento en cualquier deporte ha sufrido muchos cambios con el paso de los años. En el fútbol, el concepto de la “periodización” marcó un antes y un después en la planificación del entrenamiento.
El desarrollo que ha sufrido este concepto consta desde la periodización tradicional, dónde el entrenamiento se basaba en ejercicios analíticos y se creía en la posterior unión de estos resultados en la competición, hasta llegar a la Periodización Táctica.
Nacida tan sólo hace unos cuarenta años, la cual enfoca toda su preocupación del entrenamiento en asimilar y comprender el Modelo de Juego compuesto por principios y subprincipios, que se propondrá en la competición, eliminando las creencias más convencionales de las teorías anteriores del entrenamiento deportivo. Además, incluye varias ramas del conocimiento como la neurobiología, novedosa en este deporte y fundamental en la creación de hábitos del jugador.
Periodización táctica
La periodización táctica es una metodología de entrenamiento que surge hace más de cuarenta años de las manosde Víctor Frade, qué en base a sus experiencias, comienza a cuestionarse las metodologías de entrenamiento existentes hasta el momento.
¿Qué es la periodización táctica?
Es una metodología de entrenamiento cuya preocupación máxima es el “jugar” que un equipo pretende producir en la competición a través de su modelo de juego. Este modelo se transmite a los jugadores mediante un proceso pedagógico, donde no hay lugar a elementos descontextualizados y analíticos, dada la globalidad e imprevisibilidad de este deporte de estado no-lineal (Tamarit, 2007).
Delgado Bordonau y Méndez Villanueva (2012) indican que el objetivo prioritario de la periodización táctica es conseguir que el “juego” que el equipo desarrolla, debe de ser previamente entrenado y aprendido respetando los parámetros de la lógica interna del fútbol.
Como podemos observar en la Figura 1, cada acción del juego requiere atención de los cuatro momentos que existen (organización defensiva, organización ofensiva, transición defensa-ataque, transición ataque-defensa) y a su vez demanda también una decisión (dimensión táctica), una acción motriz (dimensión técnica), un movimiento específico (dimensión fisiológica) y control de la voluntad y estado emocional (dimensión psicológica).
Figura 1.Momentos del juego y Dimensiones de la Periodización Táctica.
En definitiva, como el objetivo prioritario de esta metodología es el “jugar” del equipo, el modelo de juego deberá de ser la guía de todo este proceso, para conseguir una adaptación específica, respetando siempre los principios metodológicos que lo sustentan.
Modelo de juego, guión del proceso de enseñanza
Muchas veces se confunde el concepto de modelo de juego con el sistema de juego que se emplea en cuanto a posicionamiento de los jugadores o con la idea de juego como tal que se transmite por parte del entrenador o del equipo. El modelo de juego se basa en los comportamientos y relación de los jugadores entre sí para expresar su forma de entender el fútbol (Tamarit, 2007).
La tipología del “juego” de un equipo de fútbol se obtiene a través de una serie de regularidades creadas por la vivencias y adquisición de ese “jugar”, donde el entrenamiento es la herramienta principal para llegar a la asimilación del cómo se quiere jugar (Reis, 2018).
El enfoque atencional del equipo en la manera de jugar sobre la competición está basado en los comportamientos e interacción de los jugadores y son estos quienes forman la estructura que componen el modelo de juego, el cual debe de ser flexible y modificable para adaptarse a los requisitos de la competición. Los elementos fundamentales de un modelo de juego serán quienes le den la forma previa a este, como podemos comprobar en la Figura 2 (Tamarit, 2007).
Figura 2.Elementos influyentes en el desarrollo del Modelo de Juego. Adaptado de Tamarit (2007).
Proceso de aprendizaje de un modelo de juego en fútbol
El proceso de aprendizaje de un modelo de juego estará siempre sujeto a los principios, subprincipios y sub-subprincipios que proponga el entrenador. Son ellos quienes nos van a permitir la adquisición de una identidad de “juego”. Estos elementos irán sujetos a la intención previa, que no es lo mismo que idea de juego.
La intención previa es el “jugar” que se pretende desarrollar en cada uno de los momentos que se producen en el “juego” y la idea de juego es el tipo de fútbol que el entrenador tiene en su mente y desearía que su equipo realice (Tamarit, 2013).
Dentro de la idea de juego, uno de los elementos más trascendentales a la hora de elaborar la “intención previa” es el indicar como se debe de comportar el equipo en cada una de las fases del juego (con balón, sin balón, tras recuperarlo, tras perderlo).
Es por ello, que todos los componentes del equipo deben de ser conscientes de lo que se ha de realizar en cada momento del partido, generando determinados comportamientos y patrones de juego ante diferentes contextos que se manifiestan en la competición. Estos patrones y comportamientos van a expresar un comportamiento dinámico común colectivo, caracterizando una cierta identidad de juego, que puede ser denominada organización funcional (Delgado Bordonau y Méndez Villanueva, 2012).
Patrones del modelo de juego
Los patrones que darán forma al modelo de juego en la periodización táctica son los siguientes:
- Principios del juego: Patrones de respuesta en relación con las acciones colectivas del equipo.
- Subprincipios del juego: Patrones de respuesta en relación con las acciones sectoriales, intersectoriales o grupales.
- Sub-subprincipios del juego: Patrones de respuesta en relación con las acciones individuales del equipo.
En la Figura 3 se indican los niveles de organización estructural y podemos
observar la relación de las acciones en el campo de fútbol.
Figura 3. Niveles de organización estructural. Adaptado de Delgado
Bordonau y Méndez Villanueva (2018).
Según Oliveira (2004) la relación entre sí de los principios, subprincipios y sub-subprincipios constituyen el modelo de juego, expresando así una organización funcional que aporta una identidad propia al equipo.
Por lo cual, para que exista una organización de la intención previa, se deberán de establecer con claridad todo aquello que se pretende realizar en cada una de las fases del juego, adoptando una serie de acciones coordinadas entre sí (Delgado Bordonau y Méndez Villanueva, 2012).
Puesta en práctica de la periodización en el entrenamiento
Desarrollada una parte de la intención previa, valorando todos los factores que se involucran en ella para obtener el comportamiento regular en el equipo, lo operacionalizaremos a través de la puesta en práctica llevada a cabo en el entrenamiento.
Se procederá a ejecutar una idea de “juego” por parte del entrenador, pero este, no puede limitarse a pensar únicamente en ello, sino que también debe de transmitirlo de forma clara y concisa de manera que los jugadores puedan asimilar el “fútbol” que se quiere plasmar en el equipo.
A lo largo de este complejo proceso no bastará sólo con transmitir la información necesaria, sino que se deberá permitir la creatividad e imaginación del jugador siendo flexibles con ellos y a la vez imponer disciplinas para alcanzar los objetivos pautados.
Es muy importante que los jugadores comprendan lo que deben de hacer en cada momento del juego, teniendo en cuenta la intención previa y los principios/subprincipios/sub-subprincipios que les involucran.
Por lo tanto, cuanta mayor elaboración posea el modelo de juego, mayor grado de entendimiento se obtendrá en la resolución de situaciones, sin llegar a convertirse en un mecanismo y permitiendo de este modo expresar al jugador su creatividad.
La intención del entrenador debe de ser que los jugadores entiendan cual es el modo de juego colectivo (idea de juego) y para ello es fundamental la “intención previa” específica y aclarada desde el comienzo, en base a los principios, subprincipios y sub-subprincipios que se identifiquen con un determinado estilo de juego (Tamarit, 2007).
Según Reis (2018), obtendremos alcanzar la “intención previa” a raíz de la conexión entre las condiciones contextualizadas del club/equipo y la idea de juego del entrenador.
Tamarit (2007) establece que a través de las tareas en el entrenamiento y con dicha intención previa ya operacionalizada y concretizada, surgirán situaciones diferentes a las esperadas a través de la interacción entre sí de los jugadores, en base a las características de cada jugador y a su adaptación contextualizada, formando una estructura nueva que pasará a llamarse “Intención en la acción”.
Ambas estructuras estimularán un proceso de interacción constante, provocando un modelo de juego en continua evolución, a pesar de mantener una base sólida.
Dicha interacción nos facilitará poder reflexionar en base a las características individuales de los jugadores junto a las situaciones que se generan a través de la relación entre ellos en las acciones colectivas, pudiendo así descartar o incorporar comportamientos deseados en la intención previa, creando de este modo una nueva estructura llamada “Reflexión”, completando de este modo el “Bucle del Modelo de Juego” (véase en Figura 4).
Figura 4.Proceso de creación del Modelo de Juego. Adaptado de Tamarit (2007)
Es por ello por lo que se niega la existencia de un modelo de juego adoptado, pero sí el creado, porque al moderar y operacionalizar con él, suceden cosas que el entrenador desconocía previamente y pasan a formar parte del modelo.
Será obvio que a raíz del paso de los días, entrenamientos y partidos obtendremos nuevas experiencias que modificarán constantemente el modelo de juego (Tamarit, 2007; Reis, 2018).
Organización de las sesiones de entrenamiento en base al modelo
Para conseguir una adecuada operacionalización de este, las sesiones de entrenamientos deberán de enfocarse al jugador, pero no de manera individual, si no dentro del colectivo. El rol que asume el jugador dentro del equipo es muy importante, ya que sí que conllevará un proceso individualizado donde podrá ofrecer al entrenador su entendimiento e idea del fútbol, que servirá de vital importancia para el desarrollo del modelo.
El entrenador deberá de conocer las capacidades y características de sus jugadores junto a la manera de entender el fútbol para ellos y con toda esa información crear un estilo de juego determinado.
Por lo cual, el entrenador deberá de prestar atención constantemente al contexto y todo lo que le rodea, al igual que a sus jugadores, para poder gestionar del mejor modo la operacionalización del modelo de juego (Delgado Bordonau y Méndez Villanueva, 2012).
La intención principal del entrenador debe de ser que todos los jugadores del equipo posean la misma idea de juego colectiva, tanto de manera consciente como subconsciente, lo cual no será fácil ya que cada jugador debido a la cultura de la que procede y a toda la experiencia formativa que ha recibido, tendrá un entendimiento del “juego” específico.
Por lo cual deberemos de eliminar el patrón de respuesta habitual de los jugadores y diseñar una común, ocasionando unos hábitos de intención que establecerán principios y subprincipios, como patrones de respuesta específicos acordes a nuestro modelo de juego. Estos hábitos y patrones se obtienen a través de la experiencia vivenciada en los entrenamientos, provocada por el entrenador (Tamarit, 2013).