El mejor partido de fútbol de la historia en Navidad
Desde que se inventó el deporte que hoy llamamos fútbol hasta el día de hoy se han disputado incalculables partidos de fútbol. Un altísimo porcentaje quedan en el olvido colectivo y otros serán eternamente recordados por todo aficionado a este deporte.
Entre aquellos catalogados en el segundo grupo hubo uno muy especial. No hubo árbitro, apenas se aplicó el reglamento más allá de las normas elementales, por no haber no hubo ni porterías reglamentarias pero sin embargo la FIFA celebró en 2014 el centenario de dicho encuentro, un partido de fútbolconocido como el partido de “la tregua de Navidad”.
El contexto de este partido no era el más alentador para que se produjera pues Europa en 1914 estaba inmersa en el comienzo de la Gran Guerra (posteriormente el conflicto fue más conocido como I Guerra Mundial). Recordemos que esta guerra fue la más sangrienta y con el mayor número de bajas de toda la historia hasta la II Guerra Mundial, alrededor de 10 millones de personas perecieron durante los 4 años que duró el conflicto.
Si algo ha demostrado el deporte, los partidos y en concreto el fútbol es servir como elemento de cohesión entre pueblos, países e ideologías totalmente enfrentadas. Eso mismo llevado al extremo fue lo que ocurrió en la Nochebuena de 1914 en la localidad belga de Ypres, escenario de una batalla entre alemanes e ingleses.
Los disparos, las muertes y la barbarie dejaron paso de manera momentánea a la tregua ¿El motivo de este auténtico milagro? Dos en concreto: la Navidad y el fútbol.
Atendiendo a los testimonios escritos de los presentes y a diversas fuentes históricas la tregua comenzó durante la fría noche del 24 de diciembre en las trincheras de los dos bandos. Esa noche de calma tensa (ambos ejércitos se encontraban en sus respectivas trincheras en guardia tras una serie de sangrientas jornadas de combate) fue interrumpida por el villancico “Stille Nacht” que provenía del bando alemán. Este gesto sorprendió al bando aliado compuesto por franceses, ingleses y belgas que rápidamente respondieron entonando villancicos tradicionales de sus respectivos países.
Los oficiales de ambos bandos se reunieron en la llamada “tierra de nadie” que era el espacio que se encontraba entre ambas trincheras y lugar donde cualquiera que estuviera corría el riesgo de ser alcanzado por balas enemigas y acordaron de palabra un armisticio en el que no habría combates durante la nochebuena.
Cada bando ayudó al contrario a cavar tumbas y celebrar ceremonias en memoria de los caídos. Los soldados intercambiaron comida y regalos que les habían enviado desde sus casas, y botones del uniforme para guardarlos de recuerdo, y fue en aquel momento donde surgió un balón de fútbol….la tradición dice que fue un soldado escocés quien se internó en la “tierra de nadie” con un balón entre sus manos e inmediatamente salieron soldados de ambos frentes para disputar el partido que podemos catalogar como el más amistoso que se recuerda.
El césped fue un terreno helado, las porterías eran los cascos de los soldados, la duración del partido de una hora aproximadamente, no hubo árbitro ni “tiki taka” pero para las personas que jugaron ese partido fue el mejor de sus vidas, como muestra de ello transcribimos uno de los numerosos testimonios en forma de cartas que nos han llegado, en concreto este del teniente Neimann del ejército alemán.
“Un soldado escocés apareció cargando un balón de fútbol; y en unos cuantos minutos, ya teníamos juego. Los escoceses hicieron su portería con unos sombreros raros, mientras nosotros hicimos lo mismo. No era nada sencillo jugar en un terreno congelado, pero eso no nos desmotivó. Mantuvimos con rigor las reglas del juego, a pesar de que el partido sólo duró una hora y no teníamos árbitro. Muchos pases fueron largos y el balón constantemente se iba lejos. Sin embargo, estos futbolistas amateurs a pesar de estar cansados, jugaban con mucho entusiasmo. Nosotros, los alemanes, descubrimos con sorpresa cómo los escoceses jugaban con sus faldas, y sin tener nada debajo de ellas. Incluso les hacíamos una broma cada vez que una ventisca soplaba por el campo y revelaba sus partes ocultas a sus enemigos de ayer. Sin embargo, una hora después, cuando nuestro oficial en jefe se enteró de lo que estaba pasando, éste mandó suspender el partido. Un poco después regresamos a nuestras trincheras y la fraternización terminó.”
Del resultado del partido hay varias teorías pero la más extendida fue que los alemanes ganaron 3-2 al bando aliado, pero lo más importante fue el partido en sí, donde el poder del fútbol consiguió detener el odio y las armas.
Desgraciadamente, este hecho fue una luz momentánea entre tanta oscuridad puesto que a pesar de que los soldados no deseaban continuar una guerra inútil, los superiores de ambos frentes al enterarse de esta tregua amenazaron a los oficiales de sus ejércitos a enfrentarse a un juicio militar y castigar a todo aquel que no luchase.
El video de Pipes of Peace (1983), con voz de Paul McCartney, es una recreación que simplifica en pocos minutos lo que sucedió en 1914, incluido el partido de fútbol
La guerra continuó cuatro años más dejando unas consecuencias devastadoras, no hubo más Navidades como la de 1914 donde por un momento la Navidad y el fútbol consiguieron unir lo que parecía imposible y llenó de felicidad y paz a los que horas antes estaban enfrentándose.
En sus cartas y diarios los soldados reflejaron el grato recuerdo de la tregua: «Qué maravilloso –escribió un combatiente alemán–, y qué extraño al mismo tiempo».
En 2014 la FIFA inauguró un monumento en el sitio donde se celebró el que para muchos (en especial para los protagonistas que lo vivieron) fue el mejor partido de la historia.